sábado, 27 de agosto de 2011


BAHIA BLANCA

Y soy un extranjero en mi propia casa y eso no tiene perdón (no tengo tiempo – a.c )


los ojos rompen la oscuridad de las primeras horas:
bienvenido a la ciudad de Bahía Blanca, es un cartel
una patria donde el tiempo está detenido
aunque todo lo que conozco vaya envejeciendo

las luces del colectivo encienden su cuerpo
y estaciona la carrocería; los pasajeros descendemos,
vuelvo en taxi por calle Brown
en su vacía y amplia entraña, recupero
la calidad de ciudadano, de fondo lu2 y el puerto

terrada 1219, busco las llaves en el fondo del bolso
entro, no hago ruido, todos están durmiendo
levanto la temperatura de la estufa
por la ventana que da al patio,
la parra desnuda permite un tímido cielo recortado:
esa es toda la felicidad que me conforma.
el perro corre y apoya sus patas
en el mosquitero de la puerta lateral,
entra, me huele reconoce y mueve su cola,
el hijo pródigo está de nuevo

miro la casa, todo está igual
el reloj de pared los adornos el mantel
las frutas arriba de la mesa
pero al abrir la canilla y tomar un vaso de agua,
su sabor es desconocido.

1 comentario:

  1. Buenísimo Pablo.Una especie de crónica en verso. Me gustó mucho el final.

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