Por nacer entre océano y
pampa
Cuando era pibe tuve un
jardín.
Fito Páez
Maximiliano
Diomedi nació en Bahía Blanca, una ciudad fundada con fines estratégicos y comerciales,
sobre tierras preexistentes donde los nativos en “estado de naturaleza” antes de
la llegada del Estado tenían su organización, propias leyes y mitos, antes del “pacto
social” y de ser corridos por el alambre
y el fiscal esa vasta región se denominaba de otra manera y con otra
lengua. La primer piedra fue la “Fortaleza
Protectora Argentina” aquel terreno
vacío y lleno de viento comenzaba a edificar su futuro.
En
el 2013 Fortaleza es la mirada de una
persona que vivió su infancia y gran parte de la adolescencia –etapas donde
esta todo lo que uno luego es- en la ciudad natal hasta viajar a la capital, lugar
donde la mirada se alejó del objeto en estudio, entonces la materia poética con
la trabaja Maximiliano en su primer libro es pura memoria: retrospectiva hacia
un doble origen, por un lado, el del sujeto lírico con relación a la ciudad y por
otro, la ciudad y su influencia hasta la actualidad en el yo poético. ¿qué historia sin lengua quedó guardada para
siempre debajo del asfalto? Dice en el poema que abre el libro, de este
modo ya desde el inicio se especula con desterrar lo olvidado, aquellas leyendas
o tradiciones que la brea cubrió con su nueva civilización y con la cual
nosotros contemporáneos de los autos y los medios de transportes nos llegó como
relato, luego los siguientes versos irán contestando a su modo que de todo
aquello aún florece del pavimento.
Los
poemas se reúnen en dos secciones, y aunque a primera vista se diferencien por las
métricas utilizadas, ambas con matices rodean los mismos argumentos, o sea hay
una correspondencia abierta entre lo dicho al principio y al final, por citar
puntos de conexión encuentro la idea del tierno regreso en “Mi
abuela es mi tierra / la mesa naranja y los ñoquis entre azulejos celestes… y
mi abuela es agua / lodo detrás de las vías…” y uno de los poemas de la
segunda parte “Amásense unos a otros /
como nosotros hemos sido amados…vayan y volvamos por otro río / demos un rodeo /
abracemos la desorientación ajena / para siempre volver a casa”. O por
ejemplo la representación del afuera, un salir del radio urbano (la fortaleza
es el centro la actual de la ciudad) hacia la naturaleza en búsqueda de un
espacio donde refugiarse “...y yo / tan
gris / quiero agua / estoy necesitado / como la tierra / como vos / de un poco
de barro…” que dialoga con los versos “...Quiero
/ por un momento / la tristeza de Cobain / y vomitar en el monte, / escalar el
Abra contra el viento, / toda mi música junta / de ser posible.” A su vez en los primeros poemas se
encuentra una denuncia cargada de dolor por nuestras conductas como ciudadano que
al atravesar los posteriores versos reunidos en “No tiene sentido no tener
odio” ya no aparecen de manera tan directa“…
¿cómo pudo ser reciclable la tanta tinta roja y negra que brotó del ombligo de
la tierra / que contaminó el mar dulce?” "Nuestra Liverpool exporta ideología...la
fija idea de repartir salud y buena conciencia /…los reyes tiran al aro / tiran
al blanco.”
Quien
escribe estos poemas confecciona un viaje personal donde no puede, no quiere y así
manifiesta su vínculo a veces incluso invisible con el lugar de origen, “Si este silbido que escucho es el viento / (cuando
a mi alrededor todo es silencio) / es que el viento está dentro de mi.”
La
alegoría final del último poema “Se atan
a un pensamiento las palabras. / El pensamiento: caña plantada en la arena. / La
arena: materia gris, inconsciente. / La tanza: hilo con el que se ata la
palabra. / La palabra: pez.” Representa una conclusión que no aporta
respuestas definitivas, sino que son las dudas del autor puestas a prueba
esperando el pique mediante poemas que son fragmentos, distintas escenas que
aguardan al pez debajo del mar y en su vientre los secretos de la bahía.
Maximiliano Diomedi,
Fortaleza. Patología Culturales Ediciones, 2013.
No hay comentarios:
Publicar un comentario